Para un joven futbolista, los gustos son tan comunes que a muchos sorprende. Paolo de la Haza es uno de ellos. Vive en un departamento en una zona muy comercial del distrito de San Miguel junto a su esposa e hijos, sus más bellas adoraciones, Mathías de 9 años y Victoria de 3.
Gianfranco Reyes @ Girebo
No todo en la vida para un futbolista es una pelota, unos chimpunes o entrenamientos día a día. También hay aspectos que muchos desconocen pero que los hacen iguales a muchos.
En su hospitalario departamento, se alza en medio de la sala un surtido bar, lleno de varios licores entre los que se podía ver whiskys, piscos, vinos, vodkas, que los recibió en varios compromisos, todo parecería indicar que es un tomador, pero debo admitir que todas las botellas estaban selladas. Destaca entre sus licores uno muy especial que le fue obsequiado por su suegra, un Chivas Regal etiqueta azul que ya muchos quisieran tener, y un tequila que le fue regalado por una gran amiga.
Otra de sus pasiones, es el arte por los tatuajes, tiene más de 5 y son expresiones artísticas dedicadas a su familia. Inició con uno en el brazo derecho que reza en un idioma extranjero ‘He died for us’ –Él murió por nosotros- que lo acompaña con una cruz, en ese mismo brazo tiene dos tatuajes más, uno dedicado a su padre que lo tiene representado en un águila y un ancla junto a una dedicatoria, y detrás de su brazo, escrito en idioma oriental, el nombre de su hijo. En su muñeca diestra, tiene grabado el nombre de la mujer de su vida, su esposa Darinka, tatuaje que se besa cada vez que ha podido marcar un gol. En el brazo izquierdo tiene tatuado al astro rey, también una dedicatoria a su hija con una estrella judía, ya que su pequeña nació en Israel. En la espalda tiene otro grabado con el nombre de su hijo, y su más reciente tatuaje es en la pierna derecha con un simple ‘Papo’, como solían decirle de pequeño, y el número 25 por el día del cumpleaños de su primogénito.
Como buen chalaco que es, gusta de la buena salsa. Rumba antigua, de salón de clase, aquella que entonaba el gran Hécto Lavoe, el Gran Combo de Puerto Rico entre otros soneros que Paolo tiene consigo en su moderno celular y que lo conecta a un parlante que lo lleva consigo a todos lados. Así mismo destaca la salsa peruana, con una nueva salsa, una esencia cubana llamada timba, de la cuál gusta mucho. No se considera un bailarín profesional, pero admite que se defiende muy bien, aunque es un poco tímido para demostrarlo.
Una conversación muy amena se sintió al hablar de sus preferencias, de sus colecciones, de sus pasiones. No posee mayor talento alguno o un hobbie mayor, pero no deja ser una ser humano tan común y corriente como otros, aunque su posición económica lo hace también amante de los autos y de vez en cuando se da un nuevo gusto comprándose uno nuevo.
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