La selección guerreo hasta el final, pero el resultado no
acompañó lo reflejado (2-4). Nos fuimos sin nada, pero con la cabeza en alto de
Uruguay.
Por: Víctor Robles M.
Estamos últimos, debajo de Bolivia, fuimos, somos y seguimos
siendo el patito feo de Sudamérica, pero me sigo matando por expresar lo
contrario. Hace 30 años no estamos en la máxima fiesta del fútbol, pero hace
mucho no veía a mi selección lucharla en cada segundo y fue la primera vez en
mi vida que veo a la gente aplaudir un 2-4 en contra.
Teníamos al segundo mejor equipo del mundo al frente, pero
nosotros estamos en el 36, alguito teníamos que hacer. Nuestra condición de
visitante nos quitaba un poco la responsabilidad de los tres puntos y era un
secreto a voces que viajamos 4 horas hasta Uruguay para traer un puntazo de suvenir.
Llegamos con el cartel de lornas y nos fuimos, como en todos
estos encuentros clasificatorios Brasil 2012, dejando al rival asustado y con dudas
de su resultado ganador. Les aseguro que mientras leen esto, a Tabarez le están
pasando el huevo, la ruda y hasta el cuy.
En el estadio Centenario nos paramos como en casi todos los
partidos, con las “sobras”, pero demostraron que lo único que les sobra es amor
por la roja y blanca. Nos paramos con el corazón en la boca y con la
expectativa de mantener en cero el arco de Penny. Nos faltaron jugadores de
jerarquía que se lesionaron o intoxicaron, que de repente hubiese sido mejor
nuestro arsenal, pero de especulaciones no se vive, ni se vivirá. Tenemos que
asumir esta realidad que nos niega resultados, pero nos devuelve la fe.
Ya tenemos capitán y uno de verdad, uno que la suda y hace que todos corran hasta el final. Paolo Guerrero dejó en claro que Perú seguirá metiendo miedo y gracias a él ya no contamos con solo uno, sino con varios "Guerreros" más que sorprenderan al mas fiero rival.
Lo sé, son solo tres puntos de 18 jugados, pero ya lo dicen
todos los que nos miran de afuera, “estamos vivos”. Tener un poquito de convicción
en esta generación nos va a dar el embrión que se necesita. Se viene Venezuela y Argentina, contamos con la localía y
con un buen entrenador como Sergio Markarián, pero hasta el mejor mago no hace
magia sin buenos asistentes, y esos somos nosotros.
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