lunes, 11 de junio de 2012

Perú cae en Montevideo, pero nos levanta el corazón


La selección guerreo hasta el final, pero el resultado no acompañó lo reflejado (2-4). Nos fuimos sin nada, pero con la cabeza en alto de Uruguay. 



 Foto: Daniel Apuy / Paolo Guerrero celebra el empate a 2 ante Uruguay

Por: Víctor Robles M.

Estamos últimos, debajo de Bolivia, fuimos, somos y seguimos siendo el patito feo de Sudamérica, pero me sigo matando por expresar lo contrario. Hace 30 años no estamos en la máxima fiesta del fútbol, pero hace mucho no veía a mi selección lucharla en cada segundo y fue la primera vez en mi vida que veo a la gente aplaudir un 2-4 en contra.

Teníamos al segundo mejor equipo del mundo al frente, pero nosotros estamos en el 36, alguito teníamos que hacer. Nuestra condición de visitante nos quitaba un poco la responsabilidad de los tres puntos y era un secreto a voces que viajamos 4 horas hasta Uruguay para traer un puntazo de suvenir. 

Llegamos con el cartel de lornas y nos fuimos, como en todos estos encuentros clasificatorios Brasil 2012, dejando al rival asustado y con dudas de su resultado ganador. Les aseguro que mientras leen esto, a Tabarez le están pasando el huevo, la ruda y hasta el cuy. 

En el estadio Centenario nos paramos como en casi todos los partidos, con las “sobras”, pero demostraron que lo único que les sobra es amor por la roja y blanca. Nos paramos con el corazón en la boca y con la expectativa de mantener en cero el arco de Penny. Nos faltaron jugadores de jerarquía que se lesionaron o intoxicaron, que de repente hubiese sido mejor nuestro arsenal, pero de especulaciones no se vive, ni se vivirá. Tenemos que asumir esta realidad que nos niega resultados, pero nos devuelve la fe.

Ya tenemos capitán y uno de verdad, uno que la suda y hace que todos corran hasta el final. Paolo Guerrero dejó en claro que Perú seguirá metiendo miedo y gracias a él ya no contamos con solo uno, sino con varios "Guerreros" más que sorprenderan al mas fiero rival.
 
Lo sé, son solo tres puntos de 18 jugados, pero ya lo dicen todos los que nos miran de afuera, “estamos vivos”. Tener un poquito de convicción en esta generación nos va a dar el embrión que se necesita. Se viene Venezuela y Argentina, contamos con la localía y con un buen entrenador como Sergio Markarián, pero hasta el mejor mago no hace magia sin buenos asistentes, y esos somos nosotros.

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