martes, 20 de noviembre de 2012

Jaime Yzaga: “Ante Sampras era la oportunidad de mi vida de hacer un partido memorable”

Dieciocho años después, el tenista peruano evoca su inolvidable victoria ante Pete Sampras, entonces número uno del mundo. Yzaga, hoy convertido en un exitoso empresario, llegó a ocupar el puesto 18 del ranking mundial


(Fuente: Isil.pe)

MICHAEL CARRIÓN @michecar

Vestido con una elegante camisa celeste, Jaime no cesa de firmar los innumerables documentos que llegan a su despacho. Las llamadas también son incesantes y de tanto en tanto se conecta a las redes sociales para conversar con su esposa. Son las 7:30 de la noche y Jaime ya lleva más de diez horas en la oficina de su empresa Lima Sport & Fitness, cadena especializada en deporte y construcción de establecimientos deportivos .Ya muchos de los empleados se han marchado, pero él, como suele ocurrir casi siempre, será el último en irse. “Así de esclavizante es la vida de un gerente”, dice mientras estampa su rúbrica en un cheque. 

Lo único que puede ‘distraerlo’ de sus obligaciones laborales es cuando le hablas de tenis. Para él esa palabra es mágica y lo transporta a un pasado en el que fue e hizo feliz a mucha gente con sus triunfos y grandes actuaciones. Una de ellas, qué duda cabe, fue su triunfo ante el entonces número uno del ranking ATP, Pete Sampras (3-6, 6-3, 4-6, 7-6 (4), 7-5).

Corría el año de 1994 cuando el ‘Chato’ hizo posible que la historia de David y Goliat se trasladase a una cancha de tenis. Solo que con algunos cambios: en vez de una honda tenía una raqueta, en lugar de piedras, nuestro David le lanzó pelotas envenenadas al Goliat estadounidense. Al final, el resultado fue el mismo: el gigante fue derrotado. 

Dieciocho años después de ocurrida esa hazaña -y quince desde que se retiró (1997)-, Jaime Yzaga Tori (Lima, 1967) recuerda con nosotros aquel memorable día en el que, contra todos los pronósticos, fue el centro de atención de todo el orbe por haber derrotado al archifavorito Sampras. Mientras que los ojos de todo el mundo se posaban sobre él, Jaime traía a su mente una canción de Frank Sinatra (“Nueva York, Nueva York”). “Es que soy un poco romántico”, confiesa algo ruborizado. 

-Cuéntanos cómo te inicias en el tenis…
Empecé desde muy niño. Tenía cinco años cuando acompañaba a mi padre y abuelo a jugar tenis en el club que ellos asistían. En esos tiempos no había mucha gente interesada en aprender a jugar este deporte. En mi caso, tuve un profesor que me enseñaba y poco a poco me comenzó a gustar. 

-En 1985, siendo todavía un juvenil, ganaste el Roland Garros de la categoría, venciendo al que sería años más tarde el número 1, el austriaco Thomas Muster. ¿Cuánto significó para ti ganar este torneo y cuánto impulso le dio a tu carrera?
Fue muy importante porque se trató de un Grand Sland. Esa clase de torneos tiene un gran valor para los promotores ya que es considerado uno de los más prestigiosos. Por eso, ganarlo tuvo una connotación muy especial y significó un gran impulso para empezar mi carrera profesional.

PASOS PREVIOS A LA HAZAÑA
-Permíteme avanzar en el tiempo y detenerme en 1994, en ese inolvidable partido ante Sampras. En principio, ¿cómo llegas a ese torneo del US Open?
Desde el año anterior (1993) ya venía entrenando y jugando muy bien. Por ejemplo, en octubre de ese año, gané un torneo muy importante en Australia, en una cancha cubierta, que significó un gran envión para mi carrera. En ese entonces tenía 25 años y en la siguiente temporada llegué muy motivado y la cerré con el triunfo ante Sampras.

-¿Cómo inicias esa competencia, a qué rivales venciste antes de medirte con Sampras?
En la primera vuelta le gané a un argentino que se retiró porque estaba mal de la rodilla, luego vencí a un americano. En la tercera vuelta derroté a Cédric Pioline (tenista francés) que había sido finalista el año anterior y en cuartos me enfrenté con Pete Sampras, el campeón de la edición pasada. Como verás, en ese certamen ocurrió algo muy curioso: le gané al finalista y al ganador del año anterior. Eso tuvo una connotación muy especial en Nueva York y en un torneo tan importante como el US Open.

-Cuando supiste que Sampras era tu próximo rival, ¿qué es lo primero que se te vino a la cabeza?
Que era una muy linda oportunidad porque jugaba en Nueva York, en un torneo muy importante y en su casa. Además, él había ganado el US Open el año pasado, lo que hacía ese reto más espectacular. Era consciente de que jugar contra él era la oportunidad de mi vida de hacer un partido memorable. 

-¿Llegaste bien físicamente?
Sí, pues había trabajado muy duro en ese aspecto. Y eso que el partido previo (ante Pioline) había durado cinco sets. Luego vino el choque con Sampras que también tuvo la misma duración al igual que mi siguiente compromiso que lo perdí. En total, jugué 15 sets en 5 días. 

-¿Tuviste una presión extra por el hecho de enfrentarte al número uno del ranking ATP?
No, pues de alguna manera ya había adquirido cierta experiencia. Ya me había enfrentado al número dos y tres del mundo y les había ganado. Son situaciones para las que el tenista tiene que estar preparado, por eso para mí estar frente a él no tuvo ningún impacto psicológico.  

ESTRATEGIA Y PERSEVERANCIA
-¿De qué cosas tenías que cuidarte de Sampras si es que querías tener una posibilidad de ganarle?
Sampras sacaba muy duro y tenía una derecha muy buena. Había que cuidarse de eso y estar atentos para que cuando pegue esa derecha procurar llegar a la pelota.

-Y en contraparte, ¿en qué consistió tu estrategia?
Mi estrategia estribó en moverlo de un lado para el otro. Si revisas el video, te darás cuenta de que él pocas veces está cómodo pegándole a la pelota. Lo hice correr mucho y eso a él le incomodó bastante.

-Después de perder el primer set ¿todavía pensabas que la victoria era posible?
Claro. Uno sabe que cuando juega un partido largo puedes perder un set o dos y seguir teniendo chances de ganarlo. Prueba de ello es que años atrás, siendo más chicos los dos, ya habíamos estado frente a frente y él me venció en los dos primeros sets, pero fui yo el que ganó el encuentro. 

-Luego vino tu reacción y llegaste a empatar el duelo 2-2. En esas circunstancias cualquier cosa podía pasar…
Definitivamente. Cuando uno llega a un quinto set cualquier cosa puede suceder. Estás en las mismas condiciones que tu rival, los dos están cansados y si realmente sigues luchando tienes mucha opción de salir airoso. 

EL PUNTO DE LA GLORIA
-Relátanos ese último punto que selló tu extraordinaria victoria. 
Sampras sacó con mucho efecto hacia mi izquierda, entonces me dije a mí mismo que me la tenía que jugar por el todo o nada. Me adelanté y golpeé la bola cuando estaba subiendo. Él, que estaba entrando a la net, no pudo responder y allí se acabó el partido.

-¿Qué es lo primero que se te vino a la mente al conseguir ese punto final?
Lo primero que recordé fue la canción de Frank Sinatra “Nueva York, Nueva York” cuya letra dice que si lo puedes hacer en Nueva York, lo puedes hacer en todos lados. Soy un poco romántico y suelo escuchar ese tipo de música. Y por supuesto, también pensé en mi familia que había ido al estadio para alentarme. Fue algo muy bonito.

-18 años después de esa victoria, ¿eres consciente de que lograste una hazaña que difícilmente podrá olvidarse?
A veces uno no es consciente de las cosas que hace. Pero en cuanto a eso, personalmente siento mucha alegría de que haya gente que todavía lo siga recordando. 

TRABAJAR PARA TRASCENDER
-¿Cuál es el secreto para llegar lejos?
No hay secretos, lo único que tienes que hacer es trabajar todos los días para ser bueno en lo que haces, esforzarte al máximo, llevar una vida ordenada, ser responsable. Lograrás destacar si entrenas bien, comes bien, duermes bien, y no estás dando vueltas por ahí. No hay secretos, tienes que entrenar y trabajar muy duro. Aunque, obviamente,  para tener esa actitud te tiene que gustar mucho lo que haces. 

-¿Volveremos a tener un Jaime Yzaga?
Ojalá, pero no veo que haya mucha gente que esté realmente en condiciones de lograrlo. Y es que mientras que el tenis no crezca y no se lo lleve a las masas, las cosas no van a mejorar. 

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