El periodista gráfico del diario El Comercio admite que una cámara fotográfica puede convertirse a veces en un arma de acoso y que este oficio es apasionante a la vez que peligroso.
(Foto: Germán Falcón / El Comercio) |
MICHAEL CARRIÓN @michecar
Germán se mueve de un lado para el otro como si estuviese buscando el mejor ángulo para una toma fotográfica, habla con serenidad y chispa, pero cuando se refiere a su oficio lo hace con seriedad y convicción. Sus 18 años de experiencia avalan a este reportero gráfico que se dio un tiempo para brindar una charla, el pasado martes, a los alumnos de la clase de Periodismo Digital de ISIL.
Una de las primeras cosas que enfatizó Germán Falcón, natural de Piura, fue la importancia que ha adquirido en la actualidad la imagen, que ya no es más un simple elemento complementario del texto periodístico. Para él, la imagen ya está incluso por encima de los titulares y es vista y valorada como un primer nivel de lectura.
¿Cuál ha sido la razón para ese cambio? El fotoperiodista señala que se debe fundamentalmente a que hoy en día la gente lee cada vez menos y eso es lo que ha propiciado que la fotografía ocupe ese lugar tan preponderante del que goza hoy en día. Pero, eso sí, la imagen “debe responder a una de las preguntas clásicas del periodismo, su fin no es adornar, debe informar”, aclaró.
Falcón, que se ha especializado fundamentalmente en coberturas deportivas -prefiere el automovilismo antes que el fútbol-, sostiene también la conveniencia de que el reportero gráfico antes de cumplir una comisión se empape primero del tema para “conocer la noticia que se va a contar gráficamente”.
Ante la pregunta de que si en ocasiones la cámara puede convertirse en un arma de acoso, Falcón admitió que a veces se dan ese tipo de situaciones. Es por eso, subrayó, que el fotógrafo debe tener en cuenta que su derecho de informar termina donde empiezan los derechos de los demás. “Hay límites que no podemos traspasar”, añadió.
Finalmente, el fotoperiodista, que ha ganado dos veces (2008 y 2010) el premio Padre Urías otorgado por el diario El Comercio al mejor trabajo periodístico, mencionó que más allá de que esta profesión sea apasionante, también es un oficio que a veces se torna muy peligroso. “Y, cuando se está en riesgo, ya no se piensa en la fotografía, sino en la vida”, culminó.
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