lunes, 16 de mayo de 2011

Escape a la Victoria

Por: Leonardo Alfaro Altamirano

Llanto de felicidad. Lágrimas que me hicieron entender mejor un sentimieto que de niño implanté en mi corazón. No fue la primera vez que fui a ver a mi Alianza Lima, pero esa vez viví algo que nunca en mis 13 años de aquel entonces había experimentado. La definición del campeonato nacional del año 2003 se realizó el 31 de enero del año siguiente. Eran el campeón del apertura (Sporting Cristal) contra el del clausura (Alianza Lima).

Mi primo pertenecía a la barra llamada "Paroxismo" de San Martín de Porres.Yo quería ir con esta al estadio, vivir lo que él ya comprendía muy bien. Muchas veces me había escapado de mi casa, me iba con amigos del barrio a ver los partidos del "equipo del pueblo". Pero ninguno como aquella vez. Recuerdo que caminamos desde el estadio nacional hacia la calle de "Mendoza". Lugar en el que se concentraba el "Comando Sur". Se cantó, saltó y gritó. Fue una fiesta. Ese día me escapé, diciendo que iría a jugar fútbol. Mi madre ignoraba que ese día era la final entre Alianza Lima y Sporting Cristal. Antes de hacer las colas para ingresar al estadio, mi primo, sus amigos de la barra y yo fuimos a pedir entradas a un tipo grande, fornido y calvo.  Luego entramos al estadio y nos ubicamos casi en el medio. Era un frenesí incomparable. No paraba de cantar, de saltar, de maldecir a los jugadores del Sporting Cristal. Los del Rímac anotaron el primer gol, Jorge Soto fue quien marcó. Pero Roberto Silva igualó el marcador tras pase de Jefferson Farfán. Ese gol grité con todas mis fuerzas, mientras sentía como una avalancha humana caía.

En el tiempo suplementario, mi garganta estaba que me dolía. La voz me cambió pero aun quedaba un grito más. Farfán anotó de cabeza y se fue a celebrar con la tribuna en la que yo estaba. Eso fue lo que más recuerdo. Acabó el partido y toda la tribuna sur saltaba, los jugadores fueron a celebrar con el "Comando Sur" y yo lloraba de emoción o quizá por la paliza que me daría en casa.

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