lunes, 30 de mayo de 2011

Estadio sin suerte

junto a mi madre en el estadio
Por: Mario Hernández

En el estadio Monumental nunca le fue bien a la selección peruana y las estadísticas así lo demuestran. En quince encuentros solo ha obtenido la victoria en tres ocasiones, empatando siete veces y perdiendo en cinco oportunidades.
Era la primera vez que jugaba Perú en el Monumental y el rival seria Ecuador. El partido se jugaba por  las eliminatorias a Corea – Japón 2002. Perú necesitaba ganar para aun tener chances de clasificar y Ecuador prácticamente aseguraba su cupo al Mundial si ganaba. Sin duda iba a ser un partido de infarto.
Como buen hincha no dude ni un segundo en ir al estadio pero estaba en un dilema. El encuentro se jugaba el 02 de junio, ¡mismo día que el cumpleaños de mi madre!, así que opte por lo más fácil, animar a mis padres a ir al estadio.
La llegada al recinto  fue estimulante, un mar de gente con los colores rojo y blanco en el pecho caminaban cantando y alentando rumbo a las tribunas. Me dirigí a norte como decía mi entrada, pero hubo algo que no me agrado. Las tribunas eran muy distantes a la cancha, pero preferí pensar que era mi costumbre de ir a Matute donde la gente está más cerca.   
Llegó la hora del himno y fue una de las cosas más emocionantes. Todos se pararon con la mano al pecho y entonaron las estrofas como si fuesen la última vez que lo harían. Recuerdo ver unas lágrimas salirse de los ojos de mi madre.      
Empezó el partido y parecía una batalla. Las dos escuadras luchaban por mantener el balón, hasta que apareció Pizarro para darnos una gran alegría en ese momento. Toda la tribuna se vino abajo recuerdo. Nos abrazamos y vibramos de emoción con mis padres. Perú ganaba 1 a 0.
Aun no terminaba el primer tiempo cuando de los pies del ecuatoriano Méndez se veía venir una tragedia. Ecuador empataba y así se iban a las duchas. En el segundo tiempo Perú dominó pero no definió y faltando poco para que finalice el encuentro Delgado selló la clasificación de Ecuador al Mundial poniendo el 2 a 1 definitivo. En las tribunas todos nos quedamos helados.
La salida fue un velorio. Un contraste total a la llegada. Los comerciantes, que temprano vendían las camisetas a 25 soles, ahora las remataban a 10. Para empeorar las cosas caminamos cerca de 1 hora al no encontrar un taxi. Así se inició la triste suerte de Perú en el Monumental y el repudio de mi mamá a ese estadio.

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