martes, 10 de julio de 2012

Siete pisos, siete historias


Por: JORGE LUNA


Aquellos que nos ha tocado hacer una mudanza sabemos lo complicado y tedioso que puede resultar hacerla, más si es un piso alto y la junta del edificio no te permite usar el ascensor para bajar las cosas del departamento. Hicimos compañía a Kohji Aparicio ex defensa de Alianza Lima, del seleccionado juvenil y otros seis clubes peruanos, en la suya. San Isidro un edificio moderno cerca supermercados, tranquilo y residencial; es el epicentro de este día caluroso para que entre medio de cajas, muebles,  electrodomésticos y más, Kohji nos marrara algunas cosas que le pasaron en su vida como profesional del fútbol.

Piso siete. Yo bajando por las escaleras con una lámpara en mano, el con un caja pesada y llena de no sabemos que, nos cuenta que en el 2001 estuvo en la selección juvenil que dirigió Julio Cesar Uribe y participo en el Sudamericano de Ecuador a principios de ese año. En la aclimatación que hicieron en Arequipa para jugar ese torneo, todos los días que entrenaban a las afueras del cercado arequipeño, siempre pasaba un carro de la baja policía (dígase carro que recoge la basura) de donde les gritaban: “¡Malos de mierda! ¡Van a Perder! ¡No sirven para nada!” repitiéndose día a día en su estancia en la ciudad del sur peruano. Hasta que el ‘Panadero’ Díaz, asistente de Uribe, los espero el último día a estos muchachos, que toda las semana los habían molestado y los increpo a las ‘putedas’ e insultos explicando que los jóvenes entrenando iban a representar al Perú, ante la risa y jolgorio de todos en el entrenamiento.

Piso seis. A lado del camión de mudanza, Kohji conversa con un serenazgo que le toma sus datos y pregunta el porqué de la mudanza. Pregunta estúpida de respuesta clara, a la que el trabajador municipal contestó: “Los vecinos se están quejando”. Una negativa de cabeza y empieza a contarme su primera experiencia fuera de Lima. Estudiantes de Medicina-Ica, año 2003 que por falta de pago tuvo que dejar ese equipo para la mitad de ese año. Un accidente automovilístico en plena Panamericana Sur junto a Miguel Miranda, Ismael Alvarado, ‘Panaderito’ Díaz y el brasileño Bica, viajaban a Lima en una camioneta que manejaba el ex arquero de la selección nacional tras haber jugado ante Alianza Lima y chocaron ante un bus interprovincial. En esa ocasión, el ex portero fue uno de los que llevó la peor parte al fracturase el brazo izquierdo.  Aparicio no jugaría en más de un mes y su rostro serio hace ver que realmente se libró de la muerte.

Piso cinco. Ahora un microondas y un par de sillas, obvio solo llevaríamos cosas pequeñas las más grandes se encargarían los muchachos del servicio de mudanza, y es el año 2003 otra  experiencia fuera de Lima. Atlético Universidad en la ciudad de Arequipa, aquella donde el ‘Panadero’ hizo reverendas ‘puteadas’, el mismo  año de la huelga de jugadores que detuvo el campeonato. Donde el rector de la Universidad cerró las puertas de su estadio al enterarse de esta medida y en la que él fue sancionado ocho fechas por solo apoyar a los jugadores que no cobraban. Su primer gol en contra de Universitario de tiro libre que dice fue un golazo. Pero hasta ahora sus eternas búsquedas en You Tube de este gol, no dieron resultados para completar el archivo personal.

Piso cuatro. Un mueble para colocar un televisor que los dos bajamos, no por ser pesada, sino porque era más fácil hacerlo así es la excusa para hablar de su paso por tierras norteñas. Me comenta: “Este ‘vaina’ (mueble de madera) la tengo desde el 2004 cuando vivía en Trujillo jugando para la Vallejo”. Se refiere a ese club con mucho cariño por el excelente trato que sus dirigentes, la familia Acuña, tenían un con todo el plantel. Sin duda fue el objeto de la mudanza más difícil que tocos bajar por lo estrecha de las gradas y porque simplemente no estamos acostumbrados a hacerla las piruetas respectivas para doblar piso a piso.

Piso Tres. Subiendo por el ascensor después de dejar el mueble trujillano, me cuenta que a pesar de lo bien que el grupo era tratado el nivel futbolístico de la Universidad César Vallejo dejaba mucho que desear en 2005. Con un semblante de tristeza como si recordara los más lacrimógenos capítulos del chavo del cual es fanático  me dice que ese año le dolió mucho descender  a segunda  división con el equipo del norte. En una tabla de descenso con unos promedios iguales a los del torneo de fútbol argentino, Vallejo se iría a un torneo inferior al de primera. “Equipos que tienen todo para hacer buena campaña, pero al final descienden. Suele pasar” comenta Kohji mientras se abre el ascensor del piso de su ex departamento.

Piso dos. Es común ver cajas de zapatillas en una mudanza, pero más de una docena llama la atención. Ahora llenas de cosas del recuerdo, objetos a veces sin sentido y ese par que nunca le gusto pero la empresa que lo patrocinaba le entregaba. Es la razón de hacer este viaje hasta el camión de mudanza ya no por las escaleras. Siquiera una por el ascensor. FBC Melgar en el 2006 año en la que volvería a Arequipa una ciudad que no le desagrada  ¿Me lo dirá por compromiso? Sabe que yo soy arequipeño. Ese año no lo paso solo en la ciudad blanca, con alegría me cuenta que fue cuando jugó con uno de sus hermanos, con Kenji. Posteriormente le tocaría compartir club con el menor Koichi que sigue jugando en el club aliancista y que también sería su compañero de clases cuando ambos estudiaban para ser periodistas deportivos en una Instituto Superior. “Voy a terminar la carrera” me afirma con seguridad.

Primer piso. Ya casi no queda nada en departamento donde vivió, solo la típica basura que se acumula al guardar y encajonar cosas. Entramos a la cocina a terminar de colocar algunos platos, servicios y el juego de tazas con cuidado para que no se rompan. Sport Boys año 2007; un club al que tiene mucho cariño que me dice, sin llegar a las comparaciones, que es lo más semejante a Alianza Lima un equipo popular. Esa etapa en el equipo del Callao también fue acompañada de deudas por parte del club. “Una vez quisimos hacer una parrillada con la gente del Boys y como no nos pagaban terminamos solo comiendo chorizo, no alcanzo para la carne” una sonrisa se forma en el rostro él no juega hace más de un año pero no pierde el humor.

Sótano. ¿No les dije? a parte de los siete pisos teníamos que bajar al sótano ahí estaba estacionado el carro de la mudanza. Ya con un cuadro del equipo de sus amores donde esta una fotografía de todo el plantel Alianza Lima 2001 y después de decirme todos los nombres de ese equipo campeón, recuerda ese año que para Kohji fue el más feliz de su carrera. “Era un equipazo, un ‘equipón’. Quiero volver a jugar, voy a volver a jugar” 

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