Por: Rodolfo Gabriel Huamán Rojas.
Hace frío en Villa el Salvador y Diego se alista para irse con su padre Agustín Brañez al Jockey club, típica rutina de todos los fines de semana. Mientras el transcurrir de las horas se va despejando el clima, y empieza a salir un poco de sol, aún falta mucho para llegar al Jockey club. Una hora y media de viaje para llegar al destino, una vez ya en el lugar, su padre Agustín agarra la bolsa con todos los pesados palos de golf, mientras que Diego camina y le sonríe a todas las personas que le saludan.
Él está vistiendo un polo amarillo con rayas plomas, un pantalón negro, una gorra del mismo color y lentes oscuros. Siempre queriendo imitar un poco el estilo que tiene de Tiger Woods. Para ingresar al campo de golf, antes tienen que registrarse y dejar sus documentos, una vez ya realizado el registro, a ambos se le ponen unas pulseras que indica que están de invitados. Esa es la única manera que pueda practicar al golf, mediante una cancha pública porque la federación no quiere apoyarlo.
A pesar que tiene experiencia en el golf, Diego afirma que le parece difícil, cuando viene a entrenar al Jockey club se queda practicando de 3 a 4 horas, y quisiera tener un campo más abierto, sin embargo se conforma con lo que le están ayudando.
No competirá desde todo el 2011, sin embargo él todos los fines de semana se distrae jugando un rato y para mejorar su precisión, Diego Brañez no pierde la fe de poder irse del país para poder destacar en dicho deporte.
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